El enigma Conesa

Acercarnos a la vida de María Conesa, famosísima cupletista de origen valenciano pero afincada en México, es acercarse a un tiempo en el que se construye una nueva sociedad; moderna, de masas, de espectáculo y entretenimiento.
En un contexto de desarrollo tecnológico, de vanguardias y experimentación artística; el cuplé se muestra como el arte de lo popular, un tipo de canción que puede educar los sentimientos de las clases populares y que además alimenta el instinto patriótico.
Entendemos el cuplé como un género dentro del espacio teatral de finales de siglo XIX y principios del siglo XX donde se cultivan las variedades que poco a poco van cambiando sus temáticas e introducen aspectos propios de una sociedad moderna. La irrupción del cinematógrafo y el pleno desarrollo urbano e industrial resulta del todo determinante en la evolución del género.
Y como no podía ser de otra manera, estos procesos cambian la vida de las personas.
María Conesa es, a pesar suyo. La primera incógnita que se nos plantea al acercarnos a su biografía es preguntarse si ella hubiera llegado a ser la gran artista que fue de no ser por los trágicos acontecimientos que la acompañaron cuando todavía era una niña.

María Conesa queda marcada en la vida real por un hecho que bien podía haber formado parte de un texto lírico llevado a escena. Siendo aún una niña, su hermana Teresita, poco mayor que ella, es apuñalada en pleno escenario por el hermano de una vedette celosa del éxito de las jóvenes hermanas. El nombre artístico de aquella mujer no podía ser más adecuado: La Zarina. Mujer que no despunta en exceso y que teme que la juventud y picaresca de las dos pequeñas acabe apartándola del escenario; no duda en presionar a su madre y hermano para que hagan algo en contra de aquellas competidoras.
Cuenta la historia que una noche la joven Teresita no recibe un aplauso entregado por parte del público y que la Zarina se jacta de este hecho; la joven Conesa le responde que eso se debe a que ella no es tan solícita con los espectadores como lo es la propia Zarina.

Aquel comentario enfurece a la artista que se lo explica a su madre, y ésta corre al hermano, Benedicto, para casi obligarle a asesinar a la joven Teresita, con la que parece ser que además había tenido algún flirteo.
El joven apuñala a Teresita mientras es atendida por la amiga y estrella Raquel Meller. La joven fallece la misma noche en su domicilio de las heridas causadas y ya, desde ese instante, queda marcado el destino de la pequeña superviviente.

Un año después María Conesa embarca hacia América incapaz de superar el trágico final de su hermana. Su vida corre pareja a los convulsos primeros años del siglo XX. Viaja a Cuba y México donde establece su residencia y dónde desarrolla toda su carrera artística.
Será conocida como “la Gatita Blanca”, título de una zarzuela que la lleva al éxito. Hermosa y provocadora, como ocurre en general con las más famosas cupletistas de la época, es relacionada con el poder. Diversos generales y presidentes de Gobierno en México, incluido Emiliano Zapata, salpican la biografía de la artista.
Y aunque su éxito en lo profesional llega a lo más alto y mantiene su actividad hasta bien entrados los años 60 (incluidas sus participaciones en el cine); su vida personal está llena de aquella fatalidad que sobrevino una noche de febrero de 1906.
Se casa en varias ocasiones y acaba enterrando a toda su familia: padres, hermano, ex marido, hijo y nieto, hasta morir en el año 1978 justo después de actuar en la obra La verbena de la Paloma, primera revista en la que actúa siendo niña.